Gestión

4.Abr.2011 / 10:51 am / Haga un comentario

Educación de calle. El programa de educación resiliente de la Dirección de Educación municipal, trata de prepararlos para enfrentarse a la sociedad con un oficio productivo. Niños trabajadores del mercado municipal de San Félix, junto con algunos que no están insertados en el sistema de educación venezolano, aprenden cursos básicos de computación y a trabajar la cerámica artesanal, para elaborar piezas utilitarias como una olla para cocer alimentos o una taza para tomar café.

La meta de la gestión del alcalde José Ramón López es que no solo conozcan el arte ancestral del barro, sino que estén preparados para defenderse o enfrentarse en el mercado laboral con un oficio productivo, en caso de que no logren culminar la educación primaria y secundaria.

Gladis Kairuz, quien está a cargo del programa de educación resiliente en la Dirección de Educación de la Alcaldía Socialista Bolivariana de Caroní, informó que en el mercado municipal de San Félix reciben este tipo de educación, 19 niños en extrema pobreza, los cuales no están insertos en el sistema de educación regular; sin contar a 16 niños trabajadores (que venden bolsas, condimentos y otras mercancías) que sí están matriculados en el sistema de educación venezolano; pero a los cuales hay que reforzarle los valores éticos y familiares y los derechos y deberes contemplados en la Lopna.

Kairuz aclaró que una vez que los niños se “estabilizan”, en sus clases, bajo la tutela de los educadores de calle, Lisseth Tino y Lerwis Alexander, se les imparten charlas sobre valores éticos y familiares, derechos y deberes contemplados en la Lopna; así como talleres de educación para el trabajo (artesanía) y cursos básicos de computación.

“No es fácil, pero creemos que por ahí es que se orientan a estos niños. Debemos recordar que ellos vienen de familias disfuncionales, y debemos de tratar de insertarlos en sus hogares y en la sociedad”, dijo.

Dos casos reales

Gladys Kairuz y su equipo, con sus limitados recursos, tratan de combatir la miseria social y sus consecuencias. Junior José Alcantara de 14 años es un niño que está luchando para ser rescatado y reinsertado en el sistema educativo. Él como muchos, proviene de una familia disfuncional, cuya madre, enferma, en situación de pobreza extrema, debe atender a otros hermanitos menores que él, sin un trabajo fijo y remunerado y sin la ayuda de un padre, que muchas veces, ha caído en los vicios del alcohol o las drogas.

Otro joven,  deambula en muletas por el mercado municipal de San Félix, dicen que es drogadicto. Los policías y el 171 lo han traslado para ser curado de heridas de arma blanca en las piernas, pero él se escapa siempre. Actualmente solo cuenta con la ayuda que le brindan los educadores de calles del programa de educación resiliente, que ha velado por él en reiteradas oportunidades.

Resiliencia y educación

Originalmente, el término resiliencia pertenecía sólo a la física, y expresaba la capacidad de algunos materiales para recobrar su forma original después de ser sometidos a una presión deformadora. Desde hace unos años, sin embargo, este término fue adoptado por las ciencias sociales para referirse a la «capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformado positivamente por ellas».

El fenómeno de la resiliencia cobra importancia en el proceso educativo porque está demostrado que, después de la familia, la escuela es un ambiente clave, fundamental para que los niños adquirieran las competencias necesarias para salir adelante gracias su capacidad para sobreponerse a la adversidad.

La resiliencia es un concepto que puede resultar clave para que la educación cumpla sus objetivos fundamentales: formar personas libres y responsables. El fomento de la resiliencia en el ámbito escolar y comunitario es importante para establecer vínculos pro sociales, actitudes y comportamientos positivos, reafirmar los valores y evitar el aislamiento social que conduce a otros problemas graves, como la violencia doméstica, la delincuencia, la adicción al alcohol y las drogas, la prostitución infantil y la discriminación social, sexual y laboral.

 

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