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Carabobo y Anzoátegui compartieron al pódium. Las chicas de Bolívar y Carabobo demostraron que el espíritu de lucha, no es propio de los adultos, y que las ganas de jugar hasta el final las motiva a seguir hacia adelante. Las de casa ganaron el campeonato de manera invicta.
Ni la lluvia pudo con el temple, las ganas y el deseo de jugar la final de las niñas de las delegaciones de los estados Bolívar y Carabobo, a más de dos horas de acondicionamiento del terreno, luego de la fuerte lluvia que cayó sobre Ciudad Guayana, la voz de “a jugar” entonada por el árbitro dio el pies para que cerca de las once de la noche empezaran nuevamente las acciones en disputa por el campeonato nacional infantil, copa José Ramón López, alcalde de Caroní.
Las niñas atletas, los representantes adultos de las delegaciones, de la federación nacional de kickingball, funcionarios de Imdecaroni, de Alsobocaroni, del Ministerio del Poder Popular para el Deporte, padres, madres y representantes, así como público en general, tuvieron la paciencia suficiente y la dedicación para hacer posible, durante varias horas recuperar la cancha, y que el juego se desarrollase hasta el ultimo out, como de hecho sucedió pasada las 10 de la noche.
Las chiquillas de Carabobo se llevaron a casa no solo el segundo lugar de la competencia, sino también el cariño de las chicas locales que jugaron con ellas, así como el aprecio de las tribunas que aplaudieron con alegría el recibimiento de la copa de subcampeonas, dignamente ganadas.
Impresiones de las protagonistas
Cuando el juego se detuvo por la torrencial lluvia, corría el sexto inning en su parte baja, con las niñas atletas de Carabobo a la defensiva y las de Bolívar lanzando, con apenas un out en la cuenta. La larga pausa ocasionada por el mal estado de la cancha, que parecía una gran laguna, fue propicia para conocer y medir la intensidad de las dos mejores delegaciones del torneo.
Las muchachitas del patio querían hablar todas para manifestar su agrado por el momento que se estaba viviendo, ante un escritor no muy rápido y con poco papel, las seleccionadas manifestaron lo siguiente.
La pequeña Yenleidis Cardoza (11 años), aseveró sentirse bien, debido a que hicieron todo lo que habían practicado con sus instructores, aseguró que trabajaron duro para dejar la copa en el estado que representan; para Key Torres (11 años) todas las personas que formaron parte del campeonato se portaron cariñosos y amables, no sólo los organizadores y técnicos, sino también las delegaciones visitantes, “este equipo de Bolívar, quedará en la mente de los guayaneses”, auguró la pequeña Torres; en cuanto al último juego.
Stephany Hamilton (12 años), reconoció que los dos equipos más fuertes estaban en la final, como si fuera una analista deportiva dijo que la defensiva era la debilidad de Carabobo y su fortaleza el pateo. “Hubo un ambiente de amistad, sobre todo con las amigas de Falcón y Anzoátegui, “por la enseñanza que nos dieron los profesores merecemos ganar”, concluyó Sthephany. Bladiuska, también de apellido Hamilton, definió el torneo con tres palabras: Organización, alegría y amistad.
Por otro lado las voces de Carabobo estuvieron representadas por: Luciana Ramos (11 años), quién afirmó que tanto ella como sus compañeras de equipo merecían ganar la final, y que todo el evento significó para ella una bonita experiencia, compartir con los equipos de otros estados; Deysibeth Mejías confesó sentir mucho nerviosismo al principio del campeonato, pero que gracias al compañerismo se motivó a seguir en el juego, calificó a sus compañeras como las mejores; Roxi Urbina (12 años) dijo sentirse alegre por el trabajo en equipo y por las dos pitchers del grupo; Dayali Ojeda, que aun no podía imaginar cual sería el resultado final (por la pausa), manifestó que “lo importante fue que nos divertimos y aunque queremos ganar sé que estaremos en el corazón de las personas con las que jugamos y de las que nos vieron jugar”.